domingo, 17 de mayo de 2009

CICRIT- BUENOS AIRES 2008

Por:
Adys González
Juan José Santillán

El Círculo Internacional Itinerante de Crítica Teatral (CICRIT) nació como iniciativa de la Casa Editorial Tablas-Alarcos, de Cuba. Su director Omar Valiño, propuso la idea y comenzamos a trabajar, pensamos en la manera de construir los encuentros, los participantes, los espacios en los que podría suceder, si en eventos o de manera autónoma. Las bases de funcionamiento quedaban establecidas, partíamos, en primer lugar, de una práctica común ya en los festivales de teatro cubanos, en los que eran habituales los llamados “Encuentros con la Crítica” y, en segundo, de una sólida tradición teatrológica gestada desde el Instituto Superior de Arte y fortalecida por los grupos, en la que los críticos no sólo ejercen el análisis académico o periodístico, sino que se convierten en “seres de teatro”, su hacer está muy ligado al acto creativo, participan como asesores de espectáculos y en muchos casos, de grupos, formando parte y/o guiando determinadas estéticas y procesos de trabajo. Esta particularidad delinea un modo de concebir el teatro y relacionarse con él, en cuanto a su dialéctica creativa, el diálogo con los artistas (actores, directores, dramaturgos...) y la provocación desde otro lugar menos “sagrado” que el pedestal en que se ubica el crítico habitualmente. Sabíamos que el reto era inmenso, sobre todo porque nos proponíamos hacer un proyecto fuera de los límites marcados de la Isla, confrontar con otros modelos, aunque de ninguna manera buscamos establecer una fórmula, sino un diálogo a dos voces entre creadores y críticos.
Nos quedaba claro que el CICRIT sería un proyecto de trabajo, esencialmente iberoamericano, encaminado a refrendar el valor de la crítica teatral como parte indisoluble del acto teatro, que funcionaría como un núcleo voluntario e independiente de críticos y especialistas teatrales de distintos países. Sus integrantes y funcionamiento se reconocerían en el desarrollo de la crítica periodística y en el campo de la investigación académica. por último, convocaríamos sesiones en el marco de festivales internacionales o en el desarrollo de iniciativas en conjunto con otras entidades o grupos.
El propósito de cada encuentro es concretar el intercambio entre hacedores y pensadores del teatro sin compartimentos estancos. Nuestra premisa es ejercer un trabajo de reflexión, en base al eje de conocimiento mutuo que las partes pueden producir en conjunto. Las sesiones del CICRIT buscan establecer un diálogo entre creadores y críticos, del cual emerja una experiencia sobre el papel y la función de la crítica teatral en un contexto determinado.
El primer encuentro se produjo en el Festival Internacional de Teatro Experimental de Quito (FITE-Q 2007). Un tipo de experiencia como ésta no tenía similares antecedentes en el teatro ecuatoriano. De ella derivó un gran caudal de conocimiento mutuo entre críticos y creadores: el saldo más duradero de esta iniciativa. El proyecto funcionó de manera orgánica, demostrando en la práctica su validez y continuidad posible en otros espacios similares. La sesión en Quito se conformó con Juan Martins de Venezuela, Omar Valiño y Adys González de Cuba, Juan José Santillán de Argentina, Nel Diago de España y Genoveva Mora de Ecuador. Todos conforman, de cierta forma, el núcleo estable y central del CICRIT, aunque los diversos escenarios por los que transita este proyecto convoca a críticos y teatristas afines al lugar y a los temas a tratar en cada estación. Es gracias a ellos, al Centro Cultural de España y al Muererío Teatro que nos juntamos en Buenos Aires. Contamos, además, con el apoyo del Círculo de Críticos de las Artes Escénicas de la Argentina (Critea), el Centro Cultural Ricardo Rojas (UBA) y el Centro Cultural de la Cooperación. Y a modo personal, la exhortación y guía de Carlos Pacheco.
La segunda sesión del CICRIT aconteció bajo la consigna “Teatralidad, discurso crítico y medios. Encuentro iberoamericano de críticos e investigadores de teatro”, entre los días 17 y 23 de julio de 2008. Esta nueva estación, que empezó a gestarse en Ecuador, fue concretándose de la mano de Juan José Santillán desde Buenos Aires. Resultaba atractivo para el proyecto y difícil de imaginar en sus inicios. Se trataba de irrumpir, confrontar, insertarse, dialogar con esta ciudad, considerada una de las plazas de teatro más importantes a nivel internacional, tanto por la cantidad y concentración de producciones realizadas cada temporada, como por la calidad y el prestigio de sus creadores.
Para la sesión de trabajo en Argentina la organización del evento propuso actividades de intercambio con teatristas y críticos nacionales e iberoamericanos. En este marco, el CICRIT traza una continuidad en su proyecto y en la dinámica de diálogo e intercambio que se inició en su edición anterior pero adecuándose a las características de este encuentro, que funcionaría de manera autónoma, sin un festival que lo contuviera y, por tanto, con mayor énfasis en mesas de trabajo y discusión con profesionales del mundo académico, periodístico y teatral. Con variada presencia Iberoamericana (en esta ocasión se sumaron otros críticos de Argentina, España y Uruguay). El encuentro posibilitó reflexionar y acercarnos a un fragmento de la producción teatral argentina. Nos concentramos, fundamentalmente, en los circuitos alternativos propiciando su intercambio con los críticos extranjeros, así como la confrontación de éstos con la crítica argentina.
III
La sesión del Círculo Internacional Itinerante de Crítica Teatral en Buenos Aires, marcó una instancia de diálogo, no transitada hace varios años, entre críticos e investigadores en Argentina. La reflexión alrededor del teatro teje sus matices y características identitarias. Los críticos de teatro que trabajan en los medios poseen, indudablemente, una condición que dista de lo gregario. No sucede lo mismo con el arco de investigadores. Quizás, en esta sustancial diferencia infieren varios aspectos, principalmente el factor tiempo entre la ejecución de una y otra disciplina, que establecen distancias entre las dos prácticas. Pensar la conjunción entre ambas partes, fue uno de los ejes del CICRIT. Otro, el intercambio entre creadores y la crítica teatral.
Los críticos que trabajamos en los medios nos encontramos en la cobertura de festivales, fiestas nacionales de teatro, en la fila antes del ingreso a una sala; es más probable que nos contactemos circunstancialmente y fuera de Buenos Aires que en un encuentro que profundice otro tipo de intercambio. Las razones pueden ser múltiples y tan particulares como inabarcables. Quizás, debido al ritmo de las jornadas, la velocidad de una escritura y un ejercicio de la crítica en los medios que pocas veces repara en un contexto más allá de la individualidad.
En ese marco, ¿cómo se define la figura del crítico teatral? Este encuentro expuso ciertas problemáticas o limitaciones para reconocer el ejercicio de la crítica. Para ello, fue sustancial la convocatoria de críticos de teatro, tanto acádemicos como periodísticos. Nos planteamos reconocer, por ejemplo, desde la crítica periodística cierta zona del oficio transitada por sus hacedores. Redefinir su lugar, su espacio de acción, tanto como el formato y metodología donde inserta su trabajo. ¿Cuáles son los alcances, resonancias, limitaciones de la crítica teatral en nuestro contexto de producción? ¿Existe aun el crítico teatral? ¿En qué condiciones laborales desarrolla su práctica? ¿Cuáles son, si todavía opera sobre ellos, sus espacios de legitimación? ¿Cuál es la relación entre las características de esta escritura y el hecho teatral?
Algunas de estas cuestiones fueron delineadas en el segundo encuentro CICRIT. El resultado, en parte, son algunos de los trabajos que integran este cuadernillo. También la instancia concreta de un reconocimiento entre distintas maneras y formatos de pensar el teatro: desde una parcela académica, pasando por la práctica periodística y los medios electrónicos. Pensamos una crítica que establezca una relación entre una economía que se manifiesta, no sólo en la austeridad de los recursos con que se cuenta, sino también en las limitaciones particulares que tenemos para esbozar lo que sospechamos. Sin embargo, esto no fue un obstáculo para concretar la calidad de esta sesión, desde los aspectos que nos convocaron: “Teatralidad discurso crítico y medios”. En ese marco de diversidad, se armó la programación de espectáculos. Se incluyó un arco que abarca desde el teatro comunitario, con El casamiento de Anita y Mirko hasta un kamishibai (teatro de papel), mediante la adaptación del relato Nieve, de Kawabata. La propuesta fue provocar un encuentro para confrontar nuestras prácticas, debido a la necesidad de repensar ciertas coordenadas vinculadas al tránsito de un oficio y a la situación conque se ejerce esta forma de pensamiento que acompaña el acontecimiento teatral.